Una celebración mágica en todos los sentidos y en todos los momentos, desde una cena privada de ensayo con amigos cercanos en Casa Hyder, donde degustaron de una cena mexicana de tres tiempos y donde la novia usaba un traje de vaquera texana modificado que perteneció a su abuela en los años 50´s.

Una pre-fiesta ambiente relajado, los novios y sus más cercanos tuvieron una tarde llena de tequila, tacos y quesadillas, platillos más tradicionales de México y que los invitados de Texas más aclaman, fueron servidos sobre platos de barro. La ceremonia y recepción tuvieron tintes tradicionales mexicanos, como sus invitaciones que evocaban al hermoso y representativo papel picado.

La ceremonia fue en el jardín del Hotel Belmond Sierra Nevada y estuvo enmarcada bajo un arco de hermosas bugambilias y rosas, que, combinadas con las flores que adornaban alrededor del lugar, daban el toque perfecto para que la armonía del lugar fuera inmaculada. Tonos rosa en diferentes intensidades fueron perfectos para el ramo de la novia donde la protagonista fue una impresionante protea queen.

No podíamos continuar sin una increíble callejoneada, donde dos mojigangas bailaban al son que tocara el mariachi, acompañándolos en todo su camino y desembocando en Casa Hyder, recibiendo a todos con un delicioso cóctel de bienvenida. La recepción estuvo inspirada en el bosque con un gran contraste de luces y  tonos rosados.

Las mesas estaban situadas sobre el jardín principal de la casa, al centro de ellas había una fila de musgo que las cubría de orilla a orilla y, sobre el musgo, grupos de flores y velas que hacían un gran contraste con los grandes e impresionantes jardines colgantes. Sobre la pista de baile y en medio de árboles frondosos, había grandes estrellas de pewter con luces dentro, que te llevaban de viaje a algún lugar de fantasía, de esos que sólo lees en los cuentos y que le regalaba una atmósfera romántica y mágica al primer baile de esposos.