Sofía y Casey celebraron a lo grande y no repararon en detalles.   

La ceremonia tuvo lugar en la pérgola del Instituto Allende, donde una persona muy cercana a la familia tuvo el honor de casarlo.

Festejaron con unos refrescantes cócteles de autor, ya que fueron nombrados en honor a los novios “Sofiarita” y “Crazy Casey” fueron unas de las bebidas más solicitadas, además, los delicioso canapes que sirvieron para abrir el apetito de los invitados fueron un éxito.

La entrada a la recepción tenía una pared con sobres miniatura, cada sobre estaba personalizado con el nombre de los invitados y dentro de él, el número de mesa que le había sido asignada.

Lo impresionante era ver la cara de cada invitado al entrar, de los techos colgaban estrellas de pewter con luz dentro de ellas, además de un candelabro con estrellas que caían de diferentes alturas hacia la zona del centro, debajo de ellas teníamos una fuente decorada frondosamente con flores y velas.

Los invitados disfrutaron una riquísima cena de nuestra cocina ancestral, los invitados podían alegrar su vista y olfato gracias a los largos y hermosos arreglos florales y velas que había al centro de cada mesa. La fiesta estuvo muy animada y duró hasta altas horas de la noche.

Al día siguiente hubo una tradicional callejoneada mexicana y al finalizar, se trasladaron a una hacienda privada a las afueras de San Miguel de Allende, donde compartieron con sus invitados una charreada, comida mexicana, mariachis y tacos.